lunes, 24 de agosto de 2015

Chile



Queridos, cómo están? Como saben me encuentro en mi tierra junto a ustedes de vacaciones, aunque lamentablemente no me he sentido en ese estado mental todo el tiempo. 
Aunque no lo crean estoy sorprendida de sorprenderme de cosas que aunque sabían vuelven a manifestarse en mi con más fuerza. 

Muchas veces escribir acá se trata de entretenerlo con cosas, penas, alegrías y aventuras en Alemania, pero me tomo hoy el blog desde Chile para uso terapéutico de lo negativo y positivo. Trataré de enumerarlas y botar las cosas y sentimientos que observo solo por el simple ejercicio   de desahogarme y tratar de aprovechar los días que me quedan como una Chilena que aun sufre metamorfosis.

1. Gente
Volver a toparme con mi gente en la calle, sus expresiones, palabras, caras, colores y gestos me ha dado mucha alegría. La verdad es que recordaba la ciudad más triste de lo que realmente era. A pesar de tomar el metro en horario punta e ir apretada como sardina, sentí una vibra no tan mala onda al pasar los minutos. Quizás tampoco es tan positivo como suena, quizás es el letargo de una ciudad un poco muerta y agonizante. El estar catatónico de una ciudad violenta quizás me pareció más compasiva que penosa, como esa inclinación final que sientes por alguien despreciable, donde en  vez de sentir ira e indignación solo se trata de tener compasión hacia ese ser penoso. No se, es complejo.



2. Comida
Ha sido un deleite sentir esos aromas y tamaños. Dios, ¡cómo he comido! Llevo dos semanas y siento que me he comido de todo. A pesar de que soy vegetariana disfruto de cada verduras y sabor chileno. Ha sido maravilloso, insano pero delicioso.




3. Auto
¡Cuanto extrañaba manejar! Amo manejar, soy demasiado papá para esto. Efectivamente en Alemania no lo necesito, pero la sola sensación de hacerlo es fantástico. En contraposición, al pasar los días me he llenado de estrés, pero de eso hablaré en otro punto porque no es culpa de los autos, si no de quienes los manejan.



4. Invierno
Ha sido increíble alejarme de los casi 40 grados insanos a los que se estaba acostumbrando Europa. Aún después de haber pasado el último invierno allá, no es que quedé mejor parada para este, si no todo lo contrario. Me cagué de frió, había olvidado lo que era llegar a una casa y no sacarse la parca. Lo bueno que fue solo la primera semanas, ahora ya me templé y acostumbré, además que han estado más tibios los días.



5. Trámites
Un culo, simplemente espantoso. Cada papel y trámite es caro y quita mucho mucho tiempo. Yo no se cómo pueden cobrar tanta plata por timbres hueones y papeles formato carta como si fueran de seda de oruga china. Que manera de lavar dinero cobrando ojos de la cara, estoy segura.


6. Tacos
No me percaté del caos, hasta este sábado. Era pleno sábado por la mañana, no eran ni las 9:00 y me topo con un taco desde Ñuñoa a Bellavista, increíble, esta ciudad ya no puede más. En todo hay que considerar una hora de locomoción o traslado.




7. Estrés anti-vacaciones
La verdad es que con cosas buenas y malas estoy super estresada. Hay algo en la dinámica interna de la ciudad que me hace tener el estómago apretado, es heavy y no me había percatado hasta ahora. En mi nueva ciudad sufro situaciones complicadas, pero el nivel de angustia, apremio y estrés es propia de acá. Efectivamente estoy disfrutando mis días, pero de vacaciones propiamente tal no me siento. Aún así espero aprovechar al máximo!




Eso por ahora, saludos a todos!!!

K